El fraude de los motores contaminantes de Volkswagen, ha provocado una reacción en cadena, desde la caída de su consejero delegado, al hundimiento del grupo alemán en Bolsa por los cerca de 35.000 millones de euros que muchos analistas consideran que tendrá que desembolsar la marca alemana.
Este manejo fraudulento, lejos de ser certificado y revisado por las organizaciones que certifican los diferentes modelos de motor que se instalan en nuestro país, se ha realizado a espaldas de los consumidores, e incluso al proteger sus motores mediante un “bloqueo” de sus centralitas, no era fácil descubrir el engaño.
Todos los fabricante o el instalador autorizado como es nuestro caso, analizamos el módulo y el uso que se le va a dar al vehículo, y sus tolerancias y después programamos la calibración de potencia, aceleración… para minimizar las emisiones de CO2 y el consumo de combustible, pero siempre dentro de los márgenes que cada fabricante del motor indica con la posterior certificación.
En el caso de la empresa alemana, el fraude va un paso más adelante, como gracias a una reprogramación responsable y correcta, obtenemos un consumo menor y en consonancia una reducción en las emisiones de gases, Volkswagen habría estado declarado un consumo menor falso, para que sus bajas emisiones en la homologación no despertaran sospechas. Según la OCU, el Volkswagen Golf 1.6 TDI Bluemotion consumía en realidad 5,8 litros cada 100 kilómetros, en lugar de los 3,8 litros que aseguraba el fabricante.
Desde este espacio, pedimos que todos aquellos que están realizando una reprogramación ilegal y nada respetuosa con nuestro medio ambiente, sean llevados ante la justicia.
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